Como las emociones son estados mentales, el método para manejarlas debe venir de adentro nuestro. No existe otra alternativa, no pueden ser liberadas por técnicas externas.
Para poder controlar las emociones, hay primero que tener conocimiento de ellas.
Es bueno poder reflexionar con alguien de confianza (padres, amigos, tutores...) sobre nuestros miedos, nuestra angustia, el tipo de relaciones que tenemos con los demás...
Como comentábamos antes, hay que intentar “no pasar a la acción”, intentar hablar, razonar el tema sin signos de agresividad. Ya que de lo contrario, se puede originar una pelea, al sentirse amenazada y atacada, una persona puede defenderse de la misma manera de la que le están atacando; por esto es tan importante buscar caminos alternativos a la violencia.
Para poder dominar nuestras emociones es importante trabajar la motivación personal, la confianza, la autoestima, que son pilares emocionales básicos.
Todos sabemos que somos distintos, con diferentes opiniones, comportamientos, racionamientos y emociones, y debemos de aceptar a los demás como son y respetarlos, siempre y cuando no se conviertan sus comportamientos en actos violentos, al igual que nos gusta que nos respeten a nosotros.
Es necesario conocer nuestros propios defectos y aceptar que los demás también los tengan, intentando no caer en prejuicios de ningún tipo, por condiciones físicas, familiares, sociales, educativas, culturales, por razón de sexo, religión...
Para que todo ello sea posible hay que crear un clima en casa y en el colegio proclive a desarrollar el área de la inteligencia emocional, ya que es en estos dos sitios donde nos formamos como personas y pasamos más tiempo.
Podría ser conveniente que los colegios, trataran este tema con los padres y el personal cualificado diese charlas para poder enseñar a los padres y tutores como facilitar el desarrollo emocional de los más jóvenes en casa y en clase.
Si queremos, sin duda, podemos conseguir una generación de personas más felices y estables emocionalmente hablando.